En Centroamérica, el control de los datos personales de los usuarios en el mercado de bienes y servicios está en manos de aquellos que los recopilan y almacenan.
La defensa de los derechos de los titulares de los datos solo se puede ejercer a través de la aplicación de los principios y derechos establecidos en la Ley de Protección de los Habitantes frente al tratamiento de sus datos personales, de cada país que tenga esta ley, y su reglamento. Sin embargo, existe una falta de control a priori en el momento de otorgar el consentimiento, lo que dificulta el seguimiento de los datos personales. Esta situación ha llevado a una creciente necesidad de desarrollar soluciones que permitan a los usuarios tener un mayor control sobre su información personal.
Para abordar esta problemática, se ha planteado la implementación de la identidad digital soberana. Esta iniciativa (ID2020) permitiría a los ciudadanos tener el control exclusivo sobre sus datos personales y la capacidad de determinar quién tiene acceso a ellos. Actualmente, existe una falta de transparencia en cuanto a la gestión de los datos personales, especialmente en plataformas que almacenan grandes volúmenes de información, como el SIC (Sistema de Información y Registro Único de Beneficiarios), SINIRUBE (Sistema de Información Nacional de Registro Único de Beneficiarios del Estado), SICERE (Sistema de Información Crediticia para el Sector Real) y el TSE (Tribunal Supremo de Elecciones) estos ejemplos en Costa Rica. Esta falta de control y seguimiento de los datos personales se refleja en los resultados de una breve encuesta realizada, donde el 89% de los encuestados desconoce quién tiene acceso a sus datos, el 78% carece de control al momento de entregar sus datos, el 91% no sabe qué datos poseen las entidades o terceros, y el 99% muestra interés en conocer el destino de sus datos.
La implementación de una aplicación que promueva la identidad digital soberana brindaría a los usuarios acceso automático y disposición a un único registro de su información encriptada. Esta aplicación permitiría a los usuarios tener un mayor control sobre sus datos personales y tomar decisiones informadas sobre cómo y cuándo compartir su información. Al encriptar los datos, se garantiza una mayor seguridad y privacidad, reduciendo los riesgos de violaciones y filtraciones de información personal.
Beneficios y desafíos
La adopción de la identidad digital soberana en la región conlleva diversos beneficios.
Los usuarios contarían con un mayor nivel de seguridad y protección de su privacidad. Al tener el control exclusivo de sus datos personales, reducirían la exposición a posibles riesgos asociados con el manejo inadecuado de la información. Además, al compartir solo la información necesaria y bajo su consentimiento explícito, los usuarios minimizarían el riesgo de divulgación innecesaria de sus datos.
La identidad digital soberana fomentaría la transparencia y la responsabilidad en el manejo de los datos personales. Los usuarios podrían saber exactamente quién tiene acceso a su información y controlar el cuando, donde y porque tiene mis datos.
La identidad digital soberana representa una oportunidad única para recuperar el control de nuestra información en el entorno digital. Actualmente los responsables de los datos tienen el control sobre la información personal de los usuarios, es fundamental implementar medidas que promuevan la autodeterminación de la información. La aplicación de identidad digital soberana permitiría a los usuarios tener un registro encriptado de su información y tomar decisiones informadas sobre cómo se comparte.
Es hora de devolver el poder de los datos personales a los individuos y garantizar la protección y privacidad de su información en el mundo digital.
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